miércoles, 13 de enero de 2010

CUANDO EL GRAJO VUELA BAJO...

La práctica de una agricultura de subsistencia muy condicionada por la meteorología y las condiciones climáticas, en la que una mala cosecha no sólo suponía la ruina económica sino la amenaza del hambre, favoreció desde muy antiguo el interés de los agricultores por el tiempo atmosférico y los intentos de predicción meteorológica y su aplicación a las tareas agrarias.

Los métodos rudimentarios propios de la actividad agraria tradicional eran un factor limitativo para el incremento sostenido de la producción y para el aumento de la rentabilidad y el rendimiento de las tierras. FOTO: Leoncio Gazulla Gil

Dado que en esta agricultura tradicional el incremento de la productividad y del redimiento en las tierras cultivadas era prácticamente imposible con los métodos de producción existentes, resultaba fundamental tratar de acometer dichas tareas en el momento más propicio para que la cosecha resultase lo más abundante posible.

Ello hacía particularmente importante intentar adecuar las distintas labores agrícolas al tiempo atmosférico más favorable, tratando de prevenir riesgos meteorológicos (una helada a destiempo, un temporal de lluvias o, por el contrario, la falta de éstas...) que pusieran en peligro la producción de todo el año.

Paisaje agrario nevado en el Valle de Biar.
Las condiciones meteorológicas adversas, en una economía dependiente de la agricultura, hacían planear sobre la población el fantasma de la escasez y del hambre. FOTO: Leoncio Gazulla Gil

De esta necesidad de anticiparse en lo posible a las condiciones meteorológicas, especialmente a las adversas que podían suponer la pérdida de la cosecha, pero también a las más favorables que contribuiyesen a la abundancia de la misma (como sembrar en el momento y  con el "tempero" oportunos), surgieron los intentos de predicción del tiempo atmosférico, fundamentados en la continua observación del cielo, sobre todo de las nubes, aunque también del sol y la luna, del comportamiento de los animales e incluso del agravamiento de ciertas dolencias como los dolores reumáticos o de antiguas heridas. Una observación que permitía un conocimiento intuitivo de los fenómenos atmosféricos y la predicción por generalización de experiencias en anteriores situaciones meteorológicas análogas, si bien también favorecía el establecimiento de relaciones de causa-efecto inexistentes o erróneas.

De todo ello ha quedado en el acervo cultural numerosos refranes, algunos presentes en toda la geografía española y otros relativos a fenómenos atmosféricos locales o que, refiriéndose a la observación de similares condiciones atmosféricas, ofrecen ligeras variaciones de unos territorios a otros.

La observación de las nubes, de la luna o el sol servían para realizar predicciones meteorológicas a corto plazo por generalización de experiencias en situaciones atmosféricas análogas

Algunos ejemplos de estos refranes populares, que establecen una predicción meteorológica a corto plazo en función de la observación de determinados fenómenos, son:

  • Relativos al comportamiento de los animales: "Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo", "Animales perezosos, tiempo tormentoso", "Golondrina que con el ala roza tierra, agua recela", "Cuando a la vaca el cuerno le suda, agua segura", "Cuando el sapo canta fuerte, agua promete", "Quan la formiga treu terra del niu, adoba la gotera i fuig del riu (cuando la hormiga saca tierra del nido, repara la gotera y huye del río)...
  • Fundamentados en la observación de la atmósfera, de la luna o el sol: "Cielo empedrado, a los tres días mojado", "Arcoíris por la tarde, señal de mucho aire", "Mañanas de niebla, tardes de paseo", "Cuando el sol se pone rojo, agua trae en el ojo", "Cel rogenc, pluja o vent (cielo rojizo, lluvia o viento)", "Cel roig al matí, pluja en cami (cielo rojo en la mañana, lluvia en camino)", "Rotllo gros a la lluna, pluja tot d'una (halo grande en la luna, lluvia inmediata)", "Luna que presenta halo, mañana húmedo o malo"....

La efectividad (el grado de acierto) de estas predicciones es bastante elevado para un horizonte de predicción bajo, es decir cuando la predicción se refiere a un plazo muy corto, y escaso a largo plazo.

Pero siempre existía un margen de error alto, consecuencia de la variabilidad propia de un sistema caótico como el atmosférico.

Algo que también suele recogerse en el refranero: "Reconco albardat, en tres dies, eixut o mullat" (Reconco -un accidente orográfico local- albardado -coronado de nubes-, en tres días, seco o mojado) y que, sin lugar a dudas, confiere a estas predicciones una fiabilidad absoluta.

El Reconco. entre Biar y Onil,  forma parte de las estribaciones más occidentales de la Sierra Mariola, una de las últimas alineaciones del Prebético. FOTO: Leoncio Gazulla Gil

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