sábado, 23 de octubre de 2010

¡CON UN PAR!


Necesitan de la actuación de una especie de insecto específico para ser polinizadas y no pueden germinar sin la intervención de un hongo simbionte que aporte nutrientes a la nueva planta ya que la semilla es tan pequeña que no los contiene.

Parece como si no pudiesen valerse por sí mismas, las pobres.

Sin embargo nada más lejano de la realidad que esta imagen de desvalimiento.

Utilizan al insecto mediante una elaborada estrategia de confusión sexual y se aprovechan de su asociación con el hongo para no malgastar energía en el almacenamiento de unos nutrientes que finalmente se podrán obtener con la micorriza.

Son las orquídeas del género Oprhys, vulgarmente conocidas como hierbas abejeras, cuya principal área de distribución es la cuenca del Mediterráneo, siendo las más numerosas y más facilmente reconocibles entre las orquídeas europeas, y, por ende, entre las ibéricas.

Por lo general, las Ophrys son hierbas de pequeña alzada que cuentan con una roseta basal de hojas que comienzan a envejecer durante la floración y otras caulinares más pequeñas que también terminan por secarse a lo largo del verano, desapareciendo toda la parte aérea de la planta.

Ophrys tenthredinifera relativamente alta. Las orquídeas del género ophrys son hierbas de pequeño tamaño. FOTO: Leoncio Gazulla Gil .
Y es ahora, por estas fechas en que las temperaturas refrescan y la humedad es mayor, cuando empiezan a desarrollarse nuevamente las hojas de la roseta, mientras bajo tierra se inicia la formación de un nuevo tubérculo de otoño, que alimentará la inflorescencia no de la próxima primavera, sino del año siguiente. Esta característica de coexistir el tubérculo viejo y el nuevo, que también presentan otras orquídeas, es la que, por la semejanza de ambos tubérculos con los testículos, da nombre a la familia.

El género ophris, como otras orchidaceae (del griego orchis= testículo) presenta en un periodo del año dos tubérculos, que se asemejan a los testículos de los mamíferos. De ahí el nombre de la familia. FOTO: Herbario Virtual del Mediterráneo Occidental
Las flores aparecen a finales del invierno y en primavera agrupadas en un único tallo floral y en un número que varía según la especie.

Todas ellas son de una enorme belleza y la singularidad del labelo es la responsable de la atracción y el engaño del insecto polinizador, que, a diferencia de en otras orquídeas que recompensan a sus polinizadores con néctares y azúcares, no obtiene de la planta beneficio alguno.

Ophrys lupercalis es la más precoz de las orquídeas ibéricas de este género, floreciendo a finales de enero y comienzos de febrero. FOTO: Leoncio Gazulla Gil.

Y, es que, aunque las flores de estas orquídeas son hermafroditas o bisexuales, es decir, cuentan con órganos sexuales masculinos y femeninos, las Ophrys evitan la autopolinización mediante mecanismos diversos, mientras favorecen la polinización cruzada que aporta diversidad genética a la enorme cantidad de semillas que produce cada flor fecundada.

Ophrys tenthredinifera. Encima de la cavidad estigmática se aprecian, en color amarillo, los polinios o sacos de polen que quedarán adheridos a la cabeza del insecto que se acerque a copular, confundido por el labelo FOTO: Leoncio Gazulla Gil

Para ello, cada especie de Ophrys depende de su propio insecto polinizador, cuyos machos se ven atraidos por los enormes recursos visuales, táctiles y olfativos que despliegan los labelos, simulando ser hembras de su misma especie y con los que se aprestan a copular.

Ophrys speculum debe su término específico a la superficie brillante del centro del labelo, que asemeja un espejo. FOTO: Leoncio Gazulla Gil
Combinaciones de colores, dibujos, reflejos metálicos, superficies abombadas y aterciopeladas, falsos ojos y pilosidades, son las causantes del engaño visual y táctil.

Muchas especies de Ophrys, tienen a los lados de la abertura estigmática dos bultitos brillantes que parecen los ojos de un insecto, por lo que se denominan falsos ojos. FOTO: Leoncio Gazulla Gil

Las sustancias aromáticas que emiten las flores contribuyen a la confusión.

No es que las Ophrys segreguen las mismas feromonas que las hembras de los insectos, ¡a tanto no llegan!. Pero la mezcla de aromas debe ser lo suficiente atractiva y estimuladora para los machos como para que intenten una cópula que únicamente les producirá frustración al descubrir el engaño y, con ella,  mayor excitación y deseo sexual que, a falta de verdaderas hembras (las ninfas de hembra emergen un poco más tarde que las de los machos), intentarán saciar con otra planta.

Ophrys scolopax (zapatito de la reina) cuenta en su labelo con un abigarrado y elaborado dibujo, aunque probablemente el aspecto visual, tan evidente para nosotros, no es el mayor factor de atracción y confusión para los insectos. FOTO: Leoncio Gazulla Gil

Durante la pseudocópula con el labelo, los polinios (saquitos de polen) se adhieren a la cabeza del macho y con mucha probabilidad entrarán en contacto con la cavidad estigmática de otra flor con la que insecto intente aparearse. Por ello la fecundación de las Ophrys se denomina polinización cefálica.

Probablemente, los machos que se ven sucesivamente engañados aprenden. Y, finalmente, se dedicarán a perseguir a las verdaderas hembras de su especie y no a las orquídeas, lo que reduce las probabilidades de fecundación de las flores y otorga una evidente ventaja a las que florecen justo en el momento en el que ya han emergido los machos pero todavía no lo han hecho las hembras del insecto.

Ovario fecundadode una Ophrys tenthredinifera. En cada ovario se desarrollan más de 10.000 semillas tan diminutas que parecen polvo y que serán dispersadas por el viento. Dado que las semillas carecen de una reserva de nutrientes que garanticen la viabilidad del embrión hasta que la nueva planta pueda alimentarse por sí misma, las Ophrys necesitan asociarse con un hongo simbionte que aporte estos nutrientes. FOTO: Leoncio Gazulla Gil.

Pero la baja probabilidad de polinización se compensa con la enorme cantidad de semillas, más de 10.000, que produce cada ovario fecundado. Algo que es posible gracias al hecho de no tener que aportar unos nutrientes a la semilla que, en el momento de la germinacion, aportará el hongo simbionte con el que las orquídeas deben asociarse.

Ophrys scolopax recibe el nombre específico de la semejanza con una becada (Scolopax rusticola) en vuelo que adquieren sus sépalos. FOTO: Leoncio Gazulla Gil
Grupo de Ophrys integrado por ejemplares de tenthredinifera y speculum. Se puede observar la preferencia de estas orquídeas por los suelos calizos y pobres, así como el envejecimiento de las hojas de la roseta basal que se inicia con la inflorescencia. FOTO: Leoncio Gazulla Gil

NOTA: Esta entrada está dedicada a mis compañeros virtuales del curso "Las TIC en el aula como apoyo a la enseñanza presencial" del CEFIRE de Elda, cuyo progreso en el uso de la TIC me ha servido de estimulo para publicarla.